Se considera persona perdida a quien, durante el desarrollo de una actividad, pierde contacto visual o físico con el grupo y se desconoce su paradero exacto por un periodo mayor a lo razonable según las condiciones del terreno y la dinámica del programa.
La clasificación temporal define el tipo de respuesta:
Contingencia: hasta 120 minutos desde la sospecha (persona posiblemente desaparecida).
Emergencia: más de 120 minutos sin localización efectiva o pérdida durante horario nocturno (15:00–6:00).
Las causas más frecuentes son desorientación, separación involuntaria, decisión unilateral del participante, o factores ambientales que interrumpen la visibilidad o el desplazamiento (niebla, lluvia intensa, bosque denso, relieve complejo).
El objetivo de la reacción no es solo hallar a la persona, sino preservar la seguridad de todo el grupo, reducir la ansiedad colectiva y mantener trazabilidad de cada decisión tomada.




