Estándares de buenas prácticas

Septiembre 8 del 2025

Septiembre 8 del 2025

Por: Danyi Prieto

Por: Danyi Prieto


Como líderes cuando estamos a cargo de un grupo de personas en medio de un programa al aire libre, la principal motivación es que todos los participantes completen la experiencia conservando su integridad física y emocional. Después de eso, podemos ocuparnos en que el grupo aprenda cosas nuevas, disfrute de las actividades y cualquier otra meta que se haya establecido internamente como parte de la operación de la empresa o en conjunto con los participantes. Es ya un principio bien integrado y asimilado en nuestra cultura de trabajo: safety first. El resto viene después.


Ahora, ¿qué herramientas nos ayudan a desarrollar lo mejor posible nuestra gestión de riesgos a favor de la experiencia, el bienestar físico y emocional de esas personas a nuestro cargo? Una, de las muchas maneras de lograrlo, es a través de los Estándares de Buenas Prácticas (EBP). 


Me gusta imaginar a un grupo de expertos, sabios, recorridos y curtidos por la vida compartiendo ideas, deliberando y discutiendo sobre cuál es la mejor manera de hacer el trabajo que ellos saben hacer como nadie. Las conclusiones de esa reunión se organizan, se documentan y se ponen a disposición de quien pueda aplicarlas y hacer buen uso de ellas. Esos son los EBP. En el turismo, los EBP son relativamente nuevos, datando de los años 90, y se agrupan principalmente en tres áreas: calidad del servicio, sostenibilidad (medio ambiente) y gestión del riesgo o seguridad, siendo esta última el énfasis de nuestro interés. 


Uno de los primeros ejemplos de un EBP para turismo fue el Code for Environmentally Responsible Tourism (Código para el Turismo Ambientalmente Responsable) de 1992 publicado por la Pacific Asia Travel Association (PATA). El objetivo de este estándar fue promover prácticas de turismo sostenible en el sureste de Asia, con énfasis en la gestión de residuos, la conservación de recursos, la sensibilidad cultural y la participación comunitaria en el desarrollo turístico. El Código fue un elemento clave de las iniciativas de sostenibilidad de PATA y posteriormente se integró en otros programas globales.


Un par de ejemplos clásicos adicionales y que pueden servir de referencia, son Leave No Trace para prácticas ambientales y la Marca Q española para calidad.


Al considerar el origen o la autoría de los EBP, identificamos tres grandes grupos: aquellos creados por organizaciones privadas, otros desarrollados por asociaciones gremiales (también privadas) y finalmente unos más publicados por entidades oficiales gubernamentales.


Ejemplos de estándares desarrollados por organizaciones

La principal organización encargada de desarrollar estándares -o normas de estandarización- a nivel mundial posiblemente sea la ISO, una organización clásica que publica estándares técnicos desde mediados del siglo XX. Aunque fundada en Inglaterra, desde muy temprano estableció su sede principal en Suiza. En palabras de ellos mismos, ISO “reúne a expertos mundiales para que se pongan de acuerdo sobre la mejor manera de hacer las cosas, para todo, desde fabricar productos hasta gestionar procesos”. Con más de 25,000 normas publicadas hasta la fecha -que en su momento se llamaban “recomendaciones” en lugar de “normas”- y trabajando en doce sectores productivos diferentes, es sin duda una autoridad en la materia. Muchas de las normas ISO son adoptadas por países para crear sus propias regulaciones.


No existe un número fijo de estándares ISO para el turismo y actividades relacionadas, sino una variedad de normas sectoriales y generales aplicables a diferentes aspectos. Con relación a la gestión de riesgos, algunas de las normas más relevantes incluyen la ISO 21101 (implementación de sistemas de gestión de riesgos para proveedores de turismo de aventura), ISO 21102 (habilidades de líderes de turismo de aventura) y la ISO 21103 (información mínima que debería dársele a participantes de turismo de aventura).


Ejemplos de estándares desarrollados por gremios 

Más que las organizaciones, es común que sean las agremiaciones especializadas las que decidan establecer los parámetros ideales de operación en cada área. Dos ejemplos concretos son los estándares desarrollados por la Adventure Travel Trade Association (ATTA) para guías de aventura y la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) para montañismo

Como líderes cuando estamos a cargo de un grupo de personas en medio de un programa al aire libre, la principal motivación es que todos los participantes completen la experiencia conservando su integridad física y emocional. Después de eso, podemos ocuparnos en que el grupo aprenda cosas nuevas, disfrute de las actividades y cualquier otra meta que se haya establecido internamente como parte de la operación de la empresa o en conjunto con los participantes. Como un principio ya bien integrado y asimilado en nuestra cultura de trabajo: safety first. El resto viene después.


Ahora, ¿qué herramientas nos ayudan a desarrollar lo mejor posible nuestra gestión de riesgos a favor de la experiencia, el l bienestar físico y emocional de esas personas a nuestro cargo? Una, de las muchas maneras de lograrlo, es a través de los Estándares de Buenas Prácticas (EBP). 


Me gusta imaginar a un grupo de expertos, sabios, recorridos y curtidos por la vida compartiendo ideas, deliberando y discutiendo sobre cuál es la mejor manera de hacer el trabajo que ellos saben hacer como nadie. Las conclusiones de esa reunión se organizan, se documentan y se ponen a disposición de quien pueda aplicarlas y hacer buen uso de ellas. Esos son los EBP. En el turismo, los EBP son relativamente nuevos, datando de los años 90, y se agrupan principalmente en tres áreas: calidad del servicio, sostenibilidad (medio ambiente) y gestión del riesgo o seguridad, siendo esta última el énfasis de nuestro interés. 


Uno de los primeros ejemplos de un EBP para turismo fue el Code for Environmentally Responsible Tourism (Código para el Turismo Ambientalmente Responsable) de 1992 publicado por la Pacific Asia Travel Association (PATA). El objetivo de este estándar fue promover prácticas de turismo sostenible en el sureste de Asia, con énfasis en la gestión de residuos, la conservación de recursos, la sensibilidad cultural y la participación comunitaria en el desarrollo turístico. El Código fue un elemento clave de las iniciativas de sostenibilidad de PATA y posteriormente se integró en otros programas globales.


Un par de ejemplos clásicos adicionales y que pueden servir de referencia, son Leave No Trace para prácticas ambientales y la Marca Q española para calidad.


Al considerar el origen o la autoría de los EBP, identificamos tres grandes grupos: aquellos creados por organizaciones privadas, otros desarrollados por asociaciones gremiales (también privadas) y finalmente unos más publicados por entidades oficiales gubernamentales.


Ejemplos de estándares desarrollados por organizaciones

La principal organización encargada de desarrollar estándares -o normas de estandarización- a nivel mundial posiblemente sea la ISO, una organización clásica que publica estándares técnicos desde mediados del siglo XX. Aunque fundada en Inglaterra, desde muy temprano estableció su sede principal en Suiza. En palabras de ellos mismos, ISO “reúne a expertos mundiales para que se pongan de acuerdo sobre la mejor manera de hacer las cosas, para todo, desde fabricar productos hasta gestionar procesos”. Con más de 25,000 normas publicadas hasta la fecha -que en su momento se llamaban “recomendaciones” en lugar de “normas”- y trabajando en doce sectores productivos diferentes, es sin duda una autoridad en la materia. Muchas de las normas ISO son adoptadas por países para crear sus propias regulaciones.


No existe un número fijo de estándares ISO para el turismo y actividades relacionadas, sino una variedad de normas sectoriales y generales aplicables a diferentes aspectos. Con relación a la gestión de riesgos, algunas de las normas más relevantes incluyen la ISO 21101 (implementación de sistemas de gestión de riesgos para proveedores de turismo de aventura), ISO 21102 (habilidades de líderes de turismo de aventura) y la ISO 21103 (información mínima que debería dársele a participantes de turismo de aventura).


Ejemplos de estándares desarrollados por gremios 

Más que las organizaciones, es común que sean las agremiaciones especializadas las que decidan establecer los parámetros ideales de operación en cada área. Dos ejemplos concretos son los estándares desarrollados por la Adventure Travel Trade Association (ATTA) para guías de aventura y la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) para montañismo. 


Como líderes cuando estamos a cargo de un grupo de personas en medio de un programa al aire libre, la principal motivación es que todos los participantes completen la experiencia conservando su integridad física y emocional. Después de eso, podemos ocuparnos en que el grupo aprenda cosas nuevas, disfrute de las actividades y cualquier otra meta que se haya establecido internamente como parte de la operación de la empresa o en conjunto con los participantes. Como un principio ya bien integrado y asimilado en nuestra cultura de trabajo: safety first. El resto viene después.


Ahora, ¿qué herramientas nos ayudan a desarrollar lo mejor posible nuestra gestión de riesgos a favor de la experiencia, el l bienestar físico y emocional de esas personas a nuestro cargo? Una, de las muchas maneras de lograrlo, es a través de los Estándares de Buenas Prácticas (EBP). 


Me gusta imaginar a un grupo de expertos, sabios, recorridos y curtidos por la vida compartiendo ideas, deliberando y discutiendo sobre cuál es la mejor manera de hacer el trabajo que ellos saben hacer como nadie. Las conclusiones de esa reunión se organizan, se documentan y se ponen a disposición de quien pueda aplicarlas y hacer buen uso de ellas. Esos son los EBP. En el turismo, los EBT son relativamente nuevos, datando de los años 90, y se agrupan principalmente en tres áreas: calidad del servicio, sostenibilidad (medio ambiente) y gestión del riesgo o seguridad, siendo esta última el énfasis de nuestro interés. 


Uno de los primeros ejemplos de un EBP para turismo fue el Code for Environmentally Responsible Tourism (Código para el Turismo Ambientalmente Responsable) de 1992 publicado por la Pacific Asia Travel Association (PATA). El objetivo de este estándar fue promover prácticas de turismo sostenible en el sureste de Asia, con énfasis en la gestión de residuos, la conservación de recursos, la sensibilidad cultural y la participación comunitaria en el desarrollo turístico. El Código fue un elemento clave de las iniciativas de sostenibilidad de PATA y posteriormente se integró en otros programas globales.


Un par de ejemplos clásicos adicionales y que pueden servir de referencia, son Leave No Trace para prácticas ambientales y la Marca Q española para calidad.


Al considerar el origen o la autoría de los EBP, identificamos tres grandes grupos: aquellos creados por organizaciones privadas, otros desarrollados por asociaciones gremiales (también privadas) y finalmente unos más publicados por entidades oficiales gubernamentales.


Ejemplos de estándares desarrollados por organizaciones

La principal organización encargada de desarrollar estándares -o normas de estandarización- a nivel mundial posiblemente sea la ISO, una organización clásica que publica estándares técnicos desde mediados del siglo XX. Aunque fundada en Inglaterra, desde muy temprano estableció su sede principal en Suiza. En palabras de ellos mismos, ISO “reúne a expertos mundiales para que se pongan de acuerdo sobre la mejor manera de hacer las cosas, para todo, desde fabricar productos hasta gestionar procesos”. Con más de 25,000 normas publicadas hasta la fecha -que en su momento se llamaban “recomendaciones” en lugar de “normas”- y trabajando en doce sectores productivos diferentes, es sin duda una autoridad en la materia. Muchas de las normas ISO son adoptadas por países para crear sus propias regulaciones.


No existe un número fijo de estándares ISO para el turismo y actividades relacionadas, sino una variedad de normas sectoriales y generales aplicables a diferentes aspectos. Con relación a la gestión de riesgos, algunas de las normas más relevantes incluyen la ISO 21101 (implementación de sistemas de gestión de riesgos para proveedores de turismo de aventura), ISO 21102 (habilidades de líderes de turismo de aventura) y la ISO 21103 (información mínima que debería dársele a participantes de turismo de aventura).


Ejemplos de estándares desarrollados por gremios 

Más que las organizaciones, es común que sean las agremiaciones especializadas las que decidan establecer los parámetros ideales de operación en cada área. Dos ejemplos concretos son los estándares desarrollados por la Adventure Travel Trade Association (ATTA) para guías de aventura y la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) para montañismo. 

El EBP de la ATTA, llamado el Estándar de Guías de Viaje de Aventura (ATGS) de febrero de 2021 en su versión más reciente, es una guía completa desarrollada para estandarizar las cualificaciones y el desempeño de los guías de viaje de aventura. Destaca el papel crucial de los guías en la gestión de la seguridad, la minimización de riesgos, la garantía de la calidad de la experiencia del participante y la promoción de la sostenibilidad.


El documento se estructura en torno a tres responsabilidades principales -sostenibilidad, seguridad, y calidad y significado- y cinco competencias fundamentales de los guías de viaje de aventura -sostenibilidad, habilidades técnicas y primeros auxilios, gestión de seguridad y riesgos, servicio al cliente y gestión de grupos, e interpretación de la historia natural y cultural-.


Por su parte, la Declaración de la UIAA sobre Senderismo, Escalada y Montañismo es un documento publicado en 2024 que establece las normas básicas que deben seguir los practicantes de estas actividades. Su propósito es definir las normas de comportamiento óptimas, incluyendo la ética, el estilo, y las consideraciones ambientales y sociales, así como aclarar las mejores prácticas desde el punto de vista del montañismo.


Los principios clave de la declaración se dividen en tres secciones principales: ética y estilo, equilibrio entre riesgo, éxito y fracaso, y derechos y responsabilidades. La declaración busca unir a los montañistas de todo el mundo bajo un conjunto de recomendaciones y normas que promuevan la práctica responsable y sostenible del senderismo, la escalada y el montañismo.


Tanto el ATGS como la Declaración de la UIAA son herramientas voluntarias y no están reguladas, pero sirven como recurso para que los guías evalúen sus propias competencias y para que los operadores evalúen las habilidades de sus guías. También complementan y fortalecen los estándares existentes, como los de la ISO, al enfocarse específicamente en las funciones y responsabilidades de los guías de viaje de aventura.


Ejemplos de estándares desarrollados por países 

Por último, en muchas ocasiones los EBP son creados por gobiernos o asociaciones específicas a un país como una forma de regular o dar directrices a la manera en que se ejecutan actividades al aire libre en sus territorios. Como consecuencia del nivel de riesgo intrínseco a muchas de estas actividades, a la ausencia de sistemas de gestión de riesgos de algunos operadores turísticos, o a accidentes que terminan en fatalidades, estos EBP son de obligatorio cumplimiento en algunos países. 


Las Directrices Indias de Turismo de Aventura, presentadas en el 2018, son un ejemplo valioso de este tipo de EBP. Publicados por la Asociación de Operadores de Turismo de Aventura de la India (ATOAI), abordan los estándares de seguridad en el turismo de aventura en el país.


El documento cubre dieciocho actividades terrestres, siete aéreas y seis acuáticas. Cada sección de actividad (como tours en vehículos todo terreno, ciclismo, safaris a caballo, safaris en jeep, tours en motocicleta, montañismo, caminatas por la naturaleza/observación de aves, escalada en roca/pared artificial y rápel) detalla cualificaciones mínimas, experiencia y capacitación requeridas de guías e instructores; tipo de equipo necesario, su mantenimiento adecuado y certificación; normas para la conducción de las actividades, incluyendo reglas de seguridad, límites de edad y peso (cuando aplica), y consideraciones ambientales; medidas para reducir los factores de riesgo, incluyendo evaluaciones de riesgo y consideraciones médicas; planes de acción de emergencia, capacitación del personal en primeros auxilios y procedimientos de evacuación; información crucial que debe proporcionarse a los participantes antes de la actividad; y consideraciones sobre condiciones médicas personales y relacionadas con accidentes, así como la disponibilidad de kits de primeros auxilios y acceso a instalaciones médicas, entre otras.


En Colombia, las Normas técnicas sectoriales (NTS) y Normas técnicas colombianas (NTC) son reguladas por ICONTEC y están disponibles gratuitamente en la página del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Si bien la mayoría son voluntarias, las NTS de aventura y transporte terrestre son en principio obligatorias.


La NTS GT 005, por ejemplo, es una Norma Técnica Sectorial Colombiana que establece las competencias laborales para la conducción de grupos en recorridos ecoturísticos. Fue aprobada en 2003 y detalla -entre otros elementos importantes- los requisitos para conducir grupos en recorridos ecoturísticos y los criterios de desempeño que un guía competente debe realizar (tales como proporcionar información a los participantes sobre los recorridos, sensibilizar a los turistas, implantar criterios de respeto ambiental, conocer las características del recorrido, revisar equipos, respetar el plan del recorrido, manejar información meteorológica, realizar el recorrido por senderos establecidos, informar sobre riesgos, organizar el grupo, conocer las capacidades de los turistas, elaborar bitácoras, realizar reconocimientos previos de rutas, verificar permisos, minimizar impactos negativos, aplicar códigos de ética y reportar conductas ilícitas).


En conclusión, adoptar estándares no significa burocratizar la aventura, sino garantizar que la experiencia tenga bases sólidas de seguridad, sostenibilidad y calidad. Los EBP son la evidencia de que el turismo y la educación al aire libre pueden evolucionar hacia un futuro más responsable, donde aprender, disfrutar y conservar sean metas inseparables. Solo con rigor, colaboración y un compromiso real con las personas y el entorno podremos seguir explorando, viajando  y aprendiendo, dentro de marcos de respeto por la vida. 

*Casi todos los EBP citados en el texto están disponibles de manera gratuita en internet desde las páginas web oficiales de cada organización, gremio o ministerio, con excepción de los ISO. 

* Fullsky se encuentra desde hace varios años en un esfuerzo contínuo de recopilación, síntesis y reinterpretación de estándares nacionales e internacionales para hacerlos más accesibles a través de versiones propias. Estos resúmenes están disponibles de manera gratuita en los recursos de nuestra página web (fullsky.co/recursos), como un aporte a la profesionalización del sector y al fortalecimiento de la cultura de seguridad en el turismo de naturaleza y aventura y de la educación al aire libre

El EBP de la ATTA, llamado el Estándar de Guías de Viaje de Aventura (ATGS) de febrero de 2021 en su versión más reciente, es una guía completa desarrollada para estandarizar las cualificaciones y el desempeño de los guías de viaje de aventura. Destaca el papel crucial de los guías en la gestión de la seguridad, la minimización de riesgos, la garantía de la calidad de la experiencia del participante y la promoción de la sostenibilidad.


El documento se estructura en torno a tres responsabilidades principales -sostenibilidad, seguridad, y calidad y significado- y cinco competencias fundamentales de los guías de viaje de aventura -sostenibilidad, habilidades técnicas y primeros auxilios, gestión de seguridad y riesgos, servicio al cliente y gestión de grupos, e interpretación de la historia natural y cultural-.


Por su parte, la Declaración de la UIAA sobre Senderismo, Escalada y Montañismo es un documento publicado en 2024 que establece las normas básicas que deben seguir los practicantes de estas actividades. Su propósito es definir las normas de comportamiento óptimas, incluyendo la ética, el estilo, y las consideraciones ambientales y sociales, así como aclarar las mejores prácticas desde el punto de vista del montañismo.


Los principios clave de la declaración se dividen en tres secciones principales: ética y estilo, equilibrio entre riesgo, éxito y fracaso, y derechos y responsabilidades. La declaración busca unir a los montañistas de todo el mundo bajo un conjunto de recomendaciones y normas que promuevan la práctica responsable y sostenible del senderismo, la escalada y el montañismo.


Tanto el ATGS como la Declaración de la UIAA son herramientas voluntarias y no están reguladas, pero sirven como recurso para que los guías evalúen sus propias competencias y para que los operadores evalúen las habilidades de sus guías. También complementan y fortalecen los estándares existentes, como los de la ISO, al enfocarse específicamente en las funciones y responsabilidades de los guías de viaje de aventura.


Ejemplos de estándares desarrollados por países 

Por último, en muchas ocasiones los EBP son creados por gobiernos o asociaciones específicas a un país como una forma de regular o dar directrices a la manera en que se ejecutan actividades al aire libre en sus territorios. Como consecuencia del nivel de riesgo intrínseco a muchas de estas actividades, a la ausencia de sistemas de gestión de riesgos de algunos operadores turísticos, o a accidentes que terminan en fatalidades, estos EBP son de obligatorio cumplimiento en algunos países. 


Las Directrices Indias de Turismo de Aventura, presentadas en el 2018, son un ejemplo valioso de este tipo de EBP. Publicados por la Asociación de Operadores de Turismo de Aventura de la India (ATOAI), abordan los estándares de seguridad en el turismo de aventura en el país.


El documento cubre dieciocho actividades terrestres, siete aéreas y seis acuáticas. Cada sección de actividad (como tours en vehículos todo terreno, ciclismo, safaris a caballo, safaris en jeep, tours en motocicleta, montañismo, caminatas por la naturaleza/observación de aves, escalada en roca/pared artificial y rápel) detalla cualificaciones mínimas, experiencia y capacitación requeridas de guías e instructores; tipo de equipo necesario, su mantenimiento adecuado y certificación; normas para la conducción de las actividades, incluyendo reglas de seguridad, límites de edad y peso (cuando aplica), y consideraciones ambientales; medidas para reducir los factores de riesgo, incluyendo evaluaciones de riesgo y consideraciones médicas; planes de acción de emergencia, capacitación del personal en primeros auxilios y procedimientos de evacuación; información crucial que debe proporcionarse a los participantes antes de la actividad; y consideraciones sobre condiciones médicas personales y relacionadas con accidentes, así como la disponibilidad de kits de primeros auxilios y acceso a instalaciones médicas, entre otras.


En Colombia, las Normas técnicas sectoriales (NTS) y Normas técnicas colombianas (NTC) son reguladas por ICONTEC y están disponibles gratuitamente en la página del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Si bien la mayoría son voluntarias, las NTS de aventura y transporte terrestre son en principio obligatorias.


La NTS GT 005, por ejemplo, es una Norma Técnica Sectorial Colombiana que establece las competencias laborales para la conducción de grupos en recorridos ecoturísticos. Fue aprobada en 2003 y detalla -entre otros elementos importantes- los requisitos para conducir grupos en recorridos ecoturísticos y los criterios de desempeño que un guía competente debe realizar (tales como proporcionar información a los participantes sobre los recorridos, sensibilizar a los turistas, implantar criterios de respeto ambiental, conocer las características del recorrido, revisar equipos, respetar el plan del recorrido, manejar información meteorológica, realizar el recorrido por senderos establecidos, informar sobre riesgos, organizar el grupo, conocer las capacidades de los turistas, elaborar bitácoras, realizar reconocimientos previos de rutas, verificar permisos, minimizar impactos negativos, aplicar códigos de ética y reportar conductas ilícitas).


En conclusión, adoptar estándares no significa burocratizar la aventura, sino garantizar que la experiencia tenga bases sólidas de seguridad, sostenibilidad y calidad. Los EBP son la evidencia de que el turismo y la educación al aire libre pueden evolucionar hacia un futuro más responsable, donde aprender, disfrutar y conservar sean metas inseparables. Solo con rigor, colaboración y un compromiso real con las personas y el entorno podremos seguir explorando, viajando  y aprendiendo, dentro de marcos de respeto por la vida. 



*Casi todos los EBP citados en el texto están disponibles de manera gratuita en internet desde las páginas web oficiales de cada organización, gremio o ministerio, con excepción de los ISO. 

* Fullsky se encuentra desde hace varios años en un esfuerzo contínuo de recopilación, síntesis y reinterpretación de estándares nacionales e internacionales para hacerlos más accesibles a través de versiones propias. Estos resúmenes están disponibles de manera gratuita en los recursos de nuestra página web (fullsky.co/recursos), como un aporte a la profesionalización del sector y al fortalecimiento de la cultura de seguridad en el turismo de naturaleza y aventura y de la educación al aire libre

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